José serrucha unos cuartones y comenta que ya no
tiene clavos mientras endereza algunos que está reciclando. Yariza le ayuda
sosteniendo los maderos y tres niños montados en un triciclo de plástico juegan a ser
pescadores que escapan de las olas. Esperan que prontamente los vengan a encuestar
para poder recibir la ayuda del gobierno.
Planean terminar de edificar dos piezas en tres
días. Ahí vivirán dos familias. Prefieren quedarse en el barrio pero quieren
que les construyan protecciones o algo que les de la seguridad de no tendrán
que levantar su hogar por tercera vez.
Su vivienda fue la primera en recibir el impacto del
alud de piedras y barro, la que desapareció completamente. José cuenta que
antes de las cinco de la mañana unas personas pasaron avisando que debían
evacuar. Los hombres se quedaron por miedo al saqueo y las mujeres partieron
con sus hijos al albergue.
José Vásquez se queda mirando hacia el mar y no dice
nada cuando se le pide alguna reflexión sobre toda la situación. Sólo se limita
a decir; Todavía estoy choqueado.
Un grupo de personas (parecen una familia) suben
por el pasaje ofreciendo almuerzos, postres y jugos. No pertenecen a ninguna
organización; son otros tocopillanos que quieren colaborar.
La familia comenta que las personas se han portado
muy bien; les traen agua, pañales, comida especialmente a los niños y niñas. También
comentaron que la gente de la Gobernación trajo frazadas y alimentos y la Municipalidad
les proveyó de los materiales de construcción.
El medio día del viernes tiene un sol agradable y todavía no hay viento. Mariza y José continuaron construyendo en silencio
No hay comentarios:
Publicar un comentario